lunes, 31 de mayo de 2010

Gustav Meyrink: lo que oculta el ocultismo


Estimulado por mis compañeras de la Biblioteca de la Facultad de Medicina y por su dinámico blog me decido a comenzar lo que supongo será una serie de apuntes sobre la obra del escritor austríaco Gustav Meyrink (1868-1932). Una obra que representó para mí un afortunado descubrimiento hace ya casi veinte años, y que desde hace alrededor de quince constituye una parte muy importante de mis cursos de doctorado sobre literatura y psicoanálisis.

Precisamente esto último constituye la explicación al título de este post; pues si por algo es conocido Meyrink es por su inclusión en géneros literarios considerados menores, como la novela ocultista, o gótica, o en el mejor de los casos fantástica. Y ciertamente Meyrink se engolfó durante años en la lectura de textos ocultistas y místicos; pero el caso es que las novelas que resultaron de sus lecturas -y de sus sorprendentes experiencias, algunas de las cuales referiré en entradas sucesivas- acabaron siendo algo más, mucho más que literatura "ocultista".
El primer libro de Meyrink que cayó en mis manos fue su best seller de 1915 "El Golem". Andaba yo por aquel entonces intensamente dedicado al estudio de la obra de Carl Gustav Jung (1875-1861) y la lectura de "El Golem" me dejó pasmado, pues a mi parecer representaba de manera perfecta algunas de las ideas centrales de la psicología junguiana. En concreto la figura de ese Golem que poco, más allá del nombre, tiene que ver con el histórico -o si se prefiere, con el legendario- me parecía la mejor caracterización literaria del arquetipo denominado por Jung "der Schatten" -la sombra-. Y mi sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que en esa fecha el médico suizo apenas comenzaba a construir su teoría de los arquetipos.

Ni que decir tiene que seguí leyendo novelas y relatos de Meyrink, hasta hacerme con su obra completa,incluyendo los textos autobiográficos y teóricos, si así puede decirse. Y mi sorpresa no dejó de crecer al comprobar que el carácter visionario -entiéndase este término con todas las reservas, al menos de momento- del escritor austríaco se revelaba de la manera más sorprendente a través de la escenificación en tres novelas consecutivas -"El Golem", "El rostro verde" y "El dominico blanco"- de lo que representa la clave de bóveda de la psicología analítica de Jung: el "proceso de individuación".

El ocultismo, al menos el de Meyrink, ocultaba algo: un saber sobre el inconsciente que, paralelamante y no sin críticas, se estaba gestando también en la obra de un científico, por más que muchos nieguen a Jung este reconocimiento. Hay, pues, razones más que sobradas para reservar un espacio en un ámbito que se ocupa de las relaciones entre medicina y literatura a Gustav Meyrink; espacio que irá extendiéndose a lo largo de las próximas entregas