En el año 2009 la editorial de la Universidad Complutense
publicó en formato electrónico (PDF) un libro, Alquimia del dolor. Estudios sobre medicina y literatura, de cuya
aparición di cuenta en este blog. Desde entonces algunas personas me han
sugerido que ofrezca una especie de versión resumida de su contenido a través
de este medio, tomando como modelo lo que hice con La historia de San Michele. Así,
arguyen, quien tenga interés en la materia pero se amedrente ante la extensión
del libro podrá al menos conocer las obras literarias que tienen algo, y a mi
parecer algo valioso, que ofrecer al médico, al estudiante de medicina y a
cualquier lector que se sienta atraído por este peculiar dominio de la creación
artística. Intentaré satisfacer este legítimo deseo.
En la perspectiva anunciada la serie de artículos
(¿posts?) que deberían seguir a éste habrá de cumplir sobre todo una función
informativa. Esa es la razón de que haya elegido como título para este pórtico “Un mapa del territorio”; mapa que necesariamente evocará aquellos del África
decimonónica que algunos, supongo que muchos, conocimos tan sólo “de leídas” a
través de las novelas de Verne, con sus espacios en blanco, como incitaciones
lanzadas a los exploradores cuyas aventuras estimularon la fantasía de tantos. Sería
ingenuo, o peor, arrogante, pretender configurar un plano de este vastísimo
territorio con pretensiones de exhaustividad; y no menos arrogante sería
presentarse como un “experto”. Esto es lo que escribí en la introducción a
aquel libro:
No existen, a mi modo de ver, maestros de la
lectura, ni mucho menos "expertos", en el limitado sentido que hoy en
día se da a este término. Hay, todo lo más, individuos
"experimentados" que, si se aventuran a servir de guía a alguien, es
porque antes han recorrido ese camino, aunque no ignoran que entonces estaba
seco, y hoy tal vez llueva, ni que las habilidades e intereses del viajero
pueden ser muy diferentes que las propias. En este sentido, mi situación actual
es y debe ser la de aquél que dice a sus amigos: "voy a llevaros a un
lugar que me gustó muchísimo", pero que no se plantea en modo alguno
añadir, una vez llegados al destino: "esto hay que verlo así, y en aquello
no es menester que detengáis vuestra atención". El arte, como muy bien
supieron mis queridos pensadores y creadores del Romanticismo alemán, es un
ámbito de libertad, y esa libertad es uno de los mayores valores de la
formación que, a través del arte, puede obtenerse, así como el requisito
indispensable para acceder a ella.
Por otra
parte, ¿quién, en su sano juicio, necesitaría presuntos maestros cuando lo que
se le ofrece es la interlocución con quienes lo son o lo han sido, a veces en
el sentido más excelso de la palabra?
Cuanto escribí y escribiré en torno a esas obras
literarias que, en medida muy importante, han hecho de mí lo que soy, habrá
surgido y seguirá surgiendo de la gratitud y del amor mucho más que de la
inteligencia o del talento, y estará al servicio de eso que no puede enseñarse
y que tan necesario es para quienes pretenden, profesionalmente o no, auxiliar
a otros en sus momentos de mayor necesidad.
Un mapa del territorio... pero nada de brújula. Por si no ha quedado claro, en este viaje no hay "metodología" que valga. Se explora corriendo el riesgo de perderse, si es que no se explora precisamente para perderse. Sólo se descubre algo cuando no se sabe adónde se va.
A las personas que desean trabajar conmigo sobre textos literarios -estudiantes, autores de tesis doctorales- suelo darle una sola pauta: "Tú no eres nadie; yo no soy nadie; y el autor, si merece la pena, tampoco. Quien manda, quien sabe, es la obra".
Un mapa del territorio... pero nada de brújula. Por si no ha quedado claro, en este viaje no hay "metodología" que valga. Se explora corriendo el riesgo de perderse, si es que no se explora precisamente para perderse. Sólo se descubre algo cuando no se sabe adónde se va.
A las personas que desean trabajar conmigo sobre textos literarios -estudiantes, autores de tesis doctorales- suelo darle una sola pauta: "Tú no eres nadie; yo no soy nadie; y el autor, si merece la pena, tampoco. Quien manda, quien sabe, es la obra".
Buenos días: buscando por Internet algún artículo sobre Médicos y literatura me he topado con este blog y me gustaría saber si pudiera ayudarme. Aunque hija, nieta y bisnieta de médicos me dedico a las letras desde hace muchos años y parte de mi actividad supone dirigir una tertulia literaria en la que leemos un libro al mes.
ResponderEliminarEste año el tema escogido es :Novelas en el trabajo y en noviembre leeremos La ciudadela de Cronin, para introducir dicha novela me gustaría saber si podría acceder a algún resumen en el que se analizara de modo cronológico o temático las relaciones de los médicos con la literatura...¿tema demasiado amplio? Muchas gracias por su ayuda
Me ha gustado mucho. Animarte a que vuelvas a escribir y retomes esta buena costumbre. Gracias!!
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